La disposición de una página web para cualquier negocio es una herramienta online muy potente, porque es el sitio virtual al que los usuarios vendrán a visitarnos. Allí obtendrán toda la información relativa a nuestra empresa (dirección, número de teléfono, correo electrónico…), a nuestros productos y servicios (precios, modos de pago, garantías de devolución…), y se quedarán o se irán en función de todo lo que perciban.

Estamos seguros de que alguna vez habéis entrado a un sitio web al que habéis encontrado poco práctico a la hora de navegar, nada intuitivo o con falta de información, y habéis pensado por qué a nadie se le ha ocurrido revisar ese sitio web y mejorarlo.

Esto puede darse por dos cosas:

  • La persona encargada del negocio en cuestión no tiene ni idea (ni tiene por qué) de diseño web y se ha conformado con el trabajo que le han (mal) hecho.
  • El diseñador ha tenido en cuenta cómo se verá la página web desde el ordenador, pero no desde otros dispositivos, como smartphones o tablets, que es como usualmente la gente accede hoy en día a los sitios web.

¿Cómo solucionarlo?

Bueno, esto es difícil, dado que si alguien no sabe mucho sobre diseño web, diseño UX (conseguir una buena experiencia para el usuario y del que hablaremos más adelante) o diseño UI (la usabilidad), se conformará con cualquier trabajo que le haya hecho el diseñador de páginas webs que haya contratado. Por lo tanto, lo mejor es que nosotros mismos o alguien ajeno a la empresa pruebe el sitio web como un usuario nuevo y anote todos aquellos fallos que encuentre a su paso.

Ver los trabajos previos del diseñador/a también te darán una idea de cuál es su estilo y si es capaz de crear diferentes diseños webs, haciendo únicos a cada uno de ellos. Al final lo que buscamos es desmarcarnos, que nuestra web esté bien hecha, llame la atención y sea bonita, y no una página web similar a cuántas encuentres por ahí.

Y aquí es donde entra el diseño web

Cuando nuestro negocio se establece en un lugar físico, cuidamos muchos aspectos para que los clientes que vengan se sientan atraídos y a gusto, y que quieran quedarse un buen rato paseando y observando nuestros artículos. La decoración de interior, los escaparates, la disposición de los productos, la información a mano de estos…

Con una página web sucede lo mismo, pero de manera virtual.

Tenemos que cuidar todos los aspectos, desde el contenido a como está organizada dicha información, los colores utilizados, su disposición, si incluye imágenes o dibujos y dónde, amenizar la lectura en las partes dónde haya mucho texto, saber destacar la información o botones relevantes, facilitar una navegación fácil entre páginas y una opción disponible siempre para volver a la ‘home’, etc.

Ese será el adecuado diseño para nuestro ‘negocio virtual’ que propiciará que los usuarios quieran quedarse en nuestra web y, sobre todo, quieran volver a visitarla. Saber cómo se hace requiere de estudios y experiencia.

Los buenos profesionales sabrán conseguirlo a la primera.

Con todo, y a partir de ahora, podréis fijaros mejor en estos aspectos cuando visitéis una web, o ser más conscientes del diseño y usabilidad de aquellas páginas que habitualmente visitáis. Y os daréis cuenta de lo que hace que sea fácil (o difícil) a la hora de navegar por ella, y como usuarios qué cosas os gustan y cuáles no. Y si algún día necesitáis que una agencia os diseñe la web ¡estaréis más enterados de lo que realmente necesita!